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Polvo

Esta noche lloverá tierra, caerá inundando el asfalto y acabará por enterrarnos. Lloverá en seco y callará gemidos. Lloverá tierra y se esconderán los gatos, no habrá carne que comer. Lloverá tierra y teñirá de ocre las sombras, manto de barro sobre los tejados, derretirá el azul y transformará la ciudad en pan. Pelirrojos nadando por las aceras y ratones corriendo hacia la luz de las farolas. Hoy lloverá tierra y seremos escarabajos sobre ella. 

Nude.

Cada mañana veo un tren con tu nombre. Cada maldita mañana me planteo subirme y olvidarme de todo menos de ti. Cada mañana me pregunto si debería intentar raptarte apenas unas horas, me conformaría con eso, con poder sentarme delante de ti y mirar tu sonrisa. Dices que no te gustan las sorpresas y yo me muero por aparecer a tu lado. Sentada y me preguntan si estoy esperando, ¿lo estoy? me golpea tu imagen y sigo sentada.

83 metros.

Voy a colgarte de los pulgares y a sentarme frente a ti; voy a esperar a que se desgarre tu carne por el propio peso de tu cuerpo. Voy a escupirte en la cara con desprecio, como siempre has hecho tú; aprendí del mejor. Voy a disfrutar con cada puto aullido de dolor que salga de tus labios. Voy a quemarte hasta convertir tu piel en cenizas y ver cómo caen tus vísceras al suelo al carbonizarse la inútil envoltura que las sostenía. Voy a destrozarte la vida a mordiscos, voy a hundir tu cara en un barreño de aceite hirviendo para ver cómo se derrite. No pienso permitir que mueras, el descanso eterno no es castigo suficiente para ti, tal vez una década torturando tu cuerpo sea suficiente, tal vez prefiera arrancarte los ojos para que veas la imagen del monstruo que yo veo y te deleites con el engendro que has luchado por conseguir toda tu vida. Tal vez ahora que domino tu destino pueda la masacre de tu carne calmar la venganza que lleva años alimentando mis delirios. Muérete perro

En serie.

Es curioso; es curioso como todo el mundo dice querer ser diferente, destacar, pero sin embargo no saben estar solos; no quieren estar solos ni comprenden o desean la soledad, la rehuyen y es comprensible. Que tu única compañía seas tú mismo y sea tu conciencia quien aplaste tu voluntad... ya no dependes de las circunstancias y, por ende, la responsabilidad de tus actos recae únicamente sobre tu cabeza, pendiente de cada uno de tus movimientos para arrebatarte cualquier excusa y negarte el dulce consuelo del autoengaño.  Nadie quiere sentirse solo, es un error: busca compañía, relaciones, amistades, lo que sea. No vayas solo al cine, no pises esa cafetería que te encanta si no es con una amigo invasivo de tu intimidad y espacio vital. Es mejor mal acompañado que solo, que nadie se atreva a negártelo cuando su propia conducta lo delata.  Es curioso ver a la gente por la calle, todos vestidos igual, con las mismas poses ensayadas, la misma música; la misma vida ajena repetida un

Duermevela

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A veces me pregunto por qué no sueño, por qué no lo recuerdo si es que lo hago, pero luego, un día sueño y recuerdo porqué el monstruo de mi nuca se come los sueños que pretenden entrar en mi cabeza cuando ya he bajado la guardia.  Los sueños ilusionan, te dan falsas esperanzas, te llenan de deseos imposibles. No sueño, pero cuando lo hago preferiría no haberlo hecho. Frustración vacía que tan solo lleva a la locura y a la devastación.  Doy gracias a que mi subconsciente va siempre por delante de mi anhelo consciente por soñar; ahora me doy cuenta y bendigo a mi mente por hasta en su vigilia ser racional y evitarme la desesperación de darme de golpes contra un muro de imposibilidades.  Diario de golondrina sí, pero sabiendo que nunca podré volar. 

Nube

Quiero tostadas de sol por la mañana a tu lado. Que sobre la mesa de la terraza esté un libro de páginas sobadas y una taza caliente de té rojo. Quiero sillas de madera y franjas de luz filtrándose por la ventana y yendo a parar en un reflejo a tus piernas, dibujando largas líneas sobre tus muslos cruzados mientras bebes café distraída.  Quiero una casa de paredes blancas y marcos de ventana azules. Quiero que entre la luz por la mañana y refleje en el suelo de parqué deslizándose y creando sombras en las paredes.  Me gusta la madera oscura para los cuencos de la ensalada, cortinas translucidas en el dormitorio y tu cuerpo en mi cama.  Quiero una mesa donde escribir y que los folios se amontonen en orden bajo un trabajo del colegio hecho pisapapel. Quiero que se cuele la música por debajo de la puerta para hacerme vibrar. Quiero tinta negra y olor a té inundando el cuarto, el sonido de la pluma cuando rasga el papel y el tacto de la hoja cuando la tinta se seca

La mujer laberinto

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Ella es pared, muro y aroma. Te sumerges. Derecha, sigue, duele, para, retrocede, te has perdido. Izquierda, muro, gira, déjà vu, derecha, duele, para, respira, muro. Misterio; ella y laberinto. Sinónimos. Haberte enamorado de ella es peor que luchar contra el Minotauro; en el laberinto de su cuerpo te encuentras a solas con su imagen que lo ocupa todo y te golpean los misticismos inventados sobre su cintura. Te vuelves papel pintado sobre sus muros y no existe hilo de oro que te ayude a salir y te quedas ahí, atrapada, muerta en vida, sabiendo que ya has desaparecido, que las paredes son de aire y sólo te retiene la nostalgia de su olor y, aunque quieres, no sabes ya existir sino es por ella.

Carlota

Carlota es una niña de cuento de hadas. Carlota no es protagonista, no es tampoco la pequeña princesa de su casa a la que el rey, de barba y calva corona, le lee historietas en una cama de sábanas rosas antes de dormir. Carlota es niña de cuento porque no existe, nunca ha sido real y jamás la verás por la calle porque las niñas como ella se esconden de las miradas ajenas, de las compasiones ajenas. Ella es de las otras, las que no juegan a ser princesas porque saben ya que los sueños son juguetes tontos para quien se los puede permitir y lastre para quien como ella, no tiene tiempo ni ganas ya de soñar.

20.30

Anoche fui muerte y él lo sabía; lo supo en cuanto le miré. Vio como su destino pasaba frente a mis ojos mientras decidía si habría de acabar el día con la cabeza sobre los hombros. No quise entretenerme; llegaba tarde y él huyó. A veces la compasión no es más que mero egoismo.

Eres luz.

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Deja que te observe, deja que la luz caiga sobre tu cuerpo y lo ilumine, deja que se pose sobre tu cuello y descienda por tus clavículas hasta tu pecho; respiras y las franjas de luz recorren tu piel, la acarician... Deja que se refleje sobre ti y cambie tus colores. Voy a deslizar mis dedos por cada línea de luz sobre tu cuerpo; viajar por tu espalda desde tu nuca erizando tu piel. Respiraré sobre tu cintura al besar tu vientre y mis labios bailarán sobre tus piernas hasta desaparecer entre ellas. Quiero perder la noción del tiempo contigo, perder el rumbo entre tus caderas hasta conseguir que se arquee tu espalda y comience el temblor.

Necesidad

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Necesito el tacto de tu piel y no lo tengo, necesito del aroma de tu cuerpo y descubro el de tu ausencia rondando mi memoria. Necesito el sabor de tus labios y sólo Soledad me visita. Dulce ironía la presencia de tu vacío en mi cama. Bendito el recuerdo de tu cuerpo que me hace esperar a la vuelta de tus besos, a los amaneceres de tu sonrisa en mis sábanas, a los te quieros susurrados a media luz. 

Sin conciencia

Existen muchas cosas que me asquean del comportamiento humano pero hay una que me avergüenza y enerva por encima de las demás, es lo conocido como "Disolución de responsabilidad".  Este genial fenómeno consiste en que cuando estamos en presencia de otros y percibimos que alguien necesita ayuda, no hacemos absolutamente nada a la espera de que sea otra persona de las presentes la que preste ayuda. Cuando esto pasa y todas las personas concurren en la disolución de responsabilidad lo que sucede es que nadie actúa. Hacía tiempo que me había fijado en esto pero nunca lo había vivido en primera persona.  Hace un par de semanas asistí a una competición de Triatlón junto con 41 compañeros más. Nuestro trabajo allí consistía en, una vez los atletas hubiesen terminado la prueba, dar masajes de post competición para relajar la musculatura de piernas y espalda. No situamos por parejas de forma tal que por cada dos de nosotros había una camilla asignada y los corredores iban pasan

Cállate, puta.

Es curioso lo que se siente cuando alguien te manda callar. Es curioso porque significa que a esa persona ya no sólo es que le importe una real mierda lo que tengas que decir, sino que tampoco le importa lo que puedas sentir ya que mandarte callar es tanto como decir que tus palabras no valen nada, que no merecen ser escuchadas o no son dignas de atención, y por ende tú tampoco. Que alguien te mande callar es distinto a pedir silencio; pedir silencio indica que lo que estás diciendo, ya sea por contexto o contenido, no es adecuado; sin embargo, cuando alguien te manda callar te está ordenando algo, luego se posiciona por encima de ti y deja clara su supremacía ya que su voluntad es más importante que tu derecho a expresarte. Por supuesto, tú tienes la decisión de callarte o no, pero en el caso de que continúes hablando, es más que probable que la persona que ha dado la orden de silenciarte ignore por completo tus palabras o se enerve por tu desobediencia. Lo mejor de que alguien te

El error

Conversación entre el Henry Miller de Sexus y Sylvia.  Henry Miller (1949) Sexus.  «La gente se apoya en usted, pero no sabe usted por qué. Incluso los odia por eso, aunque actúa como si fuera amable y sinceramente compasivo. [...] Usted no se atreve a revelar su auténtico yo, ni yo tampoco. Eso es lo que tenemos en común. Vivo peligrosamente, no porque sea fuerte sino porque sé utilizar la fuerza de los demás. Temo no hacer las cosas que hago, porque, si dejara de hacerlas, me derrumbaría. No ve usted nada en mis ojos porque no hay nada que ver. Como le he dicho hace un momento, no tengo nada que darle. Usted sólo busca su presa, sus víctimas, con las que se ceba, sí, ser escritor probablemente sea lo mejor para usted. Si hubiera de poner en práctica sus pensamientos, probablemente se convertiría en un criminal. Siempre tiene usted la posibilidad de elegir entre dos caminos y no es el sentido de la moral lo que le impide seguir el camino que no debe, es el instinto lo que le impul

duele

El amor duele y si no duele no es amor. Duele porque te rompe todas las convicciones, todos los esquemas, porque te hace olvidar quién eres, borra tus necesidades y tus quiero para centrarse en los suyos. Duele porque quema de pura intensidad, porque te deja sin respiración, sin latidos, para que se acompasen a los suyos. Duele porque es nuevo e insaciable, porque es más; porque te arranca la piel a caricias y los labios a mordiscos. Duele porque desapareces a su lado para derretirte sobre ella, duele para recordarte que existe, que estás enamorado y que en el momento en el que deje de doler, significará que lo has perdido.

Sólo

Sólo verte sentada. Sólo darte dos besos. Sólo hablar contigo, llenarme de curiosidad. Sólo acercarme a ti. Sólo atreverme. Sólo esperar tu reacción. Sólo perderme en tus palabras. Sólo esperarte. Sólo colgarme de tus labios. Sólo acariciar tu cuello. Sólo darte la mano. Sólo besar tu nuca. Sólo despedirte para quedarme esperando. Sólo pensarte, soñarte, escribirte para sentirte cerca.  Sólo recorrer el mapa por estar contigo. Sólo abrazarte por la cintura. Sólo dormirme besándote. Sólo quedarme despierta por verte dormir. Sólo sonreír con tu sonrisa. Sólo despertarme a tu lado. Sólo esperar a que vuelvas.  Sólo emocionarme al verte. Sólo besarte. Sólo desnudar tu cuerpo. Sólo acariciar tu cintura. Sólo deslizar mis dedos por tu piel. Sólo acariciar tu vientre. Sólo perderme por tus piernas. Sólo conocer tu sabor. Sólo desear tu cuerpo. Sólo besar tu espalda mientras duermes. Sólo dormir a tu lado. Sólo soñar contigo. Sólo sentarme a mirar tu sonrisa. Sólo observar cómo te mueves, có

Mi primera vez.

Anoche lo hice por primera vez. Esperaba más de ese momento, no estuve a la altura, pero sé que la práctica ayuda y las próximas veces serán mejores.  Tal vez no escogí a la persona adecuada; siempre te dicen que es mejor tener sentimientos, que hace las cosas más fáciles, pero yo preferí a una desconocida, alguien al que no me importase fallar. Lo cierto es que ella era preciosa, con esa melena larga, siempre cubriéndose un poco la cara con el flequillo y esos labios... Esos labios fueron mi perdición.  Sin embargo que ella fuera perfecta no cambió las cosas, fue un desastre. Yo tenía ciertas expectativas, puede que ese fuese mi fallo; obviamente, estaba todo preparado. No olvidé un sólo detalle, pero ella estaba nerviosa y a mí me temblaba el pulso. Al principio todo parecía ir bien, pero poco a poco ella empezó a oponer resistencia y yo sólo podía pedirle que se dejara llevar, que se relajase y todo saldría bien, al menos para mí. Quería que fuese perfecto, disfrutar con esa

Ellas

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Escribo sobre las mujeres que abordan mi vida, aquellas que la transforman, las que consiguen cambiar mi ritmo. Sus perfumes, sus manos y caderas. Me enamoro de sus movimientos, de sus dejes al hablar, de su manera de moverse al bajar una escalera y de morderse el labio cuando están nerviosas. Sutil femineidad, siento devoción por sus curvas, por la suavidad de su cintura y el calor de su espalda. Me fascina la dulzura de sus rasgos, el tacto de sus labios y el sabor de su piel. No sé negarme a una sonrisa, me pierde la forma en la que cruzan las piernas, las miradas por debajo de las pestañas y las medias sonrisas causadas por una timidez más que adorable. La forma en la que suspiran y cómo se acelera su respiración, la manera en la que sujetan tu cara entre sus manos y acarician tus labios antes de besarte. Cómo se eriza su piel por un escalofrío. Dulce introducción al caos.

Perfume de idiotas.

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Me enerva la gente estúpida, me llena de ira que se dirijan a mí y esperen una respuesta. Me molesta su presencia, son innecesarios y me encantaría ser yo quien se librase de ellos. Por supuesto habrá gente que opine esto de mí, pero como la que escribe soy yo, os diré que esas personas pueden acercarse para que les escupa en la cara. No soporto la indiferencia y deseo vuestra destrucción. Me creo superior a todos ellos en muchos aspectos, y en base a tal creencia los desprecio y humillo cuando puedo, no quiero ni pienso evitarlo. Odiadme, escupidme, despreciadme, decid que soy la más repulsiva de las personas, que mi nombre apesta a sangre y descomposición. ¿Qué más me da? Por ahora lo único que deseo es destruiros, haceros trizas y conseguir que vuestra absurda existencia termine y me permita caminar sin tener que aspirar de vuestro aroma infecto. Dejadme en paz.

A media luz

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No pensaba en nada, gafas puestas y mente en blanco. Cero expectativas.  Te recuerdo sentada, cabeza baja y el sol bañando las escaleras sobre las que estabas. Besos de rigor; volaron las palabras y volaron las horas para dejarme sin tu sonrisa y sin tus ojos. Tus ojos, pelirroja, me encanta perderme en tus ojos y adoro el perfume que emana tu cuerpo.  Vodka, escalones y el calor de tus medias. Ida y vuelta a la estación, recorrer tus pisadas y encontrar tus brazos, tus manos entre las mías. La chica más dulce del mundo, la chica de la tímida sonrisa, la que hace que me derrita ante su mirada. Historia inacabada, besos diluidos y convertidos en vapor de agua.