y desaparecer
Siempre he pensado que siento las cosas con demasiada intensidad, en exceso. Cualquier estímulo provoca en mí una reacción desproporcionada; se eriza mi vello y noto como palpita la sangre en mis sienes. Me tiemblan las rodillas y no responden las manos. Me cuesta dominarme, hace tiempo que desapareció mi autocontrol y se ve anulada mi voluntad ante cualquier sensación. Despierta el monstruo que se esconde bajo la piel y toma el mando de mi conciencia. No sé resistirme a mi misma, atar los instintos mediante la razón nunca me pareció difícil mientras permanecí dentro de mi coraza. Vivo anclada al subconsciente, dependiente de sus deseos y cargando con sus consecuencias. Extraño la razón que me volvía lógica y fría. Las emociones derribaron mis murallas y resultaron ser mi perdición. Calculadora, insensible, irónica y asocial. Todo es más fácil cuando nadie espera nada de ti, cuando no han depositado sus esperanzas en tu conducta, cuando no confían en ti. De repente no eres la protag