Entradas

Mostrando entradas de enero, 2010

Caleidoscopio

Imagen
Ayer se me cruzó la idea de que el mundo se alía contra mi. Manipula las canciones y las imágenes para hacernos sentir indefensos. Escuchando la misma canción inofensiva de siempre ayer tomó significados distintos, como cuando miras a través de un caleidoscopio, el azul nunca será el mismo. Ayer se cruzó en mi camino la letra de una canción que lo cambio todo. Hey there Delilah- Plain White T's

¿a ti no?

Imagen
-Me encanta. -¿El qué?. -Llenarme la boca con chicle de fresa y cerrar los ojos para saborearlos. -Pero si te metes un monton te vas a romper la mandibula. - Webe ger. -Además, a esos chicles se les va el sabor enseguida. - Por eso cierro los ojos.

Sentimientos de gominola

Imagen
Me gustaría escribir algo sincero. Escribí esto a partir de un nombre, Dante, suelo dispersarme, pensé que Dante es un buen nombre para un niño, de crio Dani, de adolescente Dan y como adulto Dante. No voy a tener nadie a quien llamar Dante, solo que mi mente suele divagar sobre temas que no pienso hasta que se encuentran circulando por mi mente entremezclados con el sabor de la comida. Eneas me también me gusta, digno de alabanza, lo predispone a ello, le da un meta a la que estar ligado, le quita libertad; no es un buen nombre. A ella la llamaría Alicia, noble, leal, verídica. La dejaría vivir en su país de las maravillas mientras la observaría a través del espejo como hizo Lewis Carroll . Serian suyos, ni míos ni de su padre, solo suyos, dueño de sus sueños y de la manera de alcanzarlos. Sería feliz viéndolos desde lejos. No me haría falta esclavizarlos con necesidades vanas, ellos sabrían como conseguirme sin persecución. Les pondría canciones desgarradoras de amor cuando aún fu

de nuevo

Imagen
Ira, me corroe, me atrapa en ese torbellino de caóticas imágenes. Las palabras me golpean y me encierran en su juego. Soberbia,odiosa soberbia. Me hace tragarme las palabras. El orgullo me recorre la vertebral. Nervio. Salir corriendo y evitar la humillación. Permanecer sentada y admitir la rendición. No es la ultima vez. Pero no volveré a callarme.