Anónimos

Eres invisible, no existes, no eres nada, y si me decido a degollarte no manchará tu sangre mis zapatos. Escaldarte la piel, arrancarla. Voy a hacerme un abrigo con tus vísceras, voy a quemarte vivo y no lo sentirás, no tienes identidad, tu mismo la desechaste. Hacer que caigas desde tu pedestal de egolatría al nivel de los mortales. Ahora yo domino tu vida, soy tu creador y aquel al que rindes culto. Soy la soga que cuelga de tu cuello y el taburete que te mantiene con vida. Soy voluble e irascible, solo dependes de mí. No eres nada más que aire.
 Soy la esencia del dolor, soy garrote vil y guillotina aunados. Soy el ángel exterminador que ocupa tu casa y se adueña de ti. Soy la voz de tu esquizofrenia, la sombra de tu persecución. Soy quien decide tu destino y te sala la carne. Soy el grito anónimo de tu silencio, pero al menos SOY, tengo un nombre y un rostro. Cobardes, nada más que cobardes, cuencas vacías de sentido y de orgullo, vana protección virtual. Los cuchillos atraviesan tu carne tanto como la mía, deja de ocultarte y vive, atrévete a ser tu inicial.

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